How I Stay Enthusiastic and Engaged in My 60s
Qué hago para seguir entusiasmada y activa en mi década de los 60
(Español abajo)
At 61, with 62 around the corner, I don’t feel like my best days are behind me. That doesn’t mean life hasn’t thrown its fair share of curveballs. From being a single mom on welfare in my mid-forties to a close call with colon cancer, and grieving the loss of friends far too soon, I’ve had plenty of moments that brought me to my knees.
Staying in Tune with Possibility
And yet, I still feel in sync with people who are just getting started, those who are excited about life and all its possibilities. I relate to that energy because I still have it too. I still light up at the idea of learning something new or starting from scratch.
A Life of Creative Work
Maybe it’s because I’ve always worked for myself in creative fields like writing, publishing, and now content creation. I still get a thrill when I land a new writing gig, publish something personal, or say yes to an opportunity that’s slightly out of my comfort zone. That includes becoming a certified yoga instructor in my mid-fifties, diving into improv, acting, and sketch writing, and learning how to do unassisted pull-ups in my 60s. That one still blows my mind, especially since I did it after recovering from a torn rotator cuff.
Making Room for Motherhood and Meaningful Work
For someone who spent years at home raising kids or was fully immersed in a corporate career, these years might feel very different, especially after retirement or an unexpected job loss. I understand that. But because I always kept a foot in my career and adapted as I went, I’ve never felt that sense of “now what?”
I had my kids at 37 and 40, and I’ve woven them into my work life ever since. My youngest will graduate from college in May of next year, and I still don’t feel like my role is over. I feel like I’m entering another season of growth, one where I get to reinvent again.
A Legacy of Lifelong Creativity
I come from a long line of writers, including my father, my grandfather, and my late father-in-law, who wrote until just days before his passing. I married a writer, too, and our creative life together is going strong. We’ve been together for almost 16 years now, and our connection continues to evolve.
If there’s one thing I’ve learned from the men in my family, it’s that passion keeps you young. Having something you care about deeply, something that challenges you, can give you purpose no matter your age.
You Can Always Rewrite the Script
I know some people feel like they peaked in their youth. But I don’t buy into that. I believe we can revise our story at any point. If you’re open to it, you might even take off in a completely new direction.
Not Retiring, Just Reimagining
I have no interest in retiring in the traditional sense. I love what I do, and I plan to keep writing, teaching yoga, and exploring creative projects for as long as they bring me joy. If that ever changes, I’ll find something new that makes me feel alive.
Whether I have ten years left or thirty (my Abuelita lived to 101), I want to make them count. I want to do things that make me feel useful and energized. Coasting is not in my DNA.
Find What Makes You Come Alive
I don’t know what drives you, but if you’re not sure either, that’s okay. Try a few things. In my fifties, I tackled SUP yoga, learned to do a freestanding handstand, brushed up on social media storytelling, and now I’m saying yes to things like acting classes, sketch comedy workshops, and pushing my physical limits with pull-ups. Life doesn’t have to slow down if you don’t want it to.
If you’ve lost your spark, know this. It’s still there. You just need to stoke the flame.
(Español)
A los 61, con los 62 a la vuelta de la esquina, no siento que mis mejores días hayan quedado atrás
Eso no significa que la vida no me haya puesto a prueba. Desde ser madre soltera y depender de ayudas sociales a los cuarenta y tantos, hasta un susto serio con un posible cáncer de colon, pasando por la pérdida de personas queridas demasiado jóvenes, he vivido momentos que me han dejado completamente descolocada.
Seguir en sintonía con lo que la vida ofrece
Y aun así, me sigo sintiendo en sintonía con quienes están empezando, con quienes se emocionan por lo que les queda por vivir. Esa energía me resulta familiar, porque aún la tengo. Me sigo ilusionando con aprender algo nuevo o empezar desde cero.
Una vida de trabajo creativo
Tal vez se deba a que siempre he trabajado por mi cuenta en campos creativos como la escritura, la edición y ahora la creación de contenidos. Aún me da un subidón conseguir un nuevo encargo, publicar algo personal o decir sí a oportunidades que me sacan de mi zona de confort.
Entre ellas: certificarme como instructora de yoga a los 55, sumergirme en el mundo del teatro de improvisación, la interpretación, la escritura de sketches, y aprender a hacer dominadas sin asistencia en los 60. Esta última aún me sorprende, sobre todo porque lo logré después de recuperarme de una rotura del manguito rotador.
Compaginar la maternidad con una carrera con sentido
Para quienes se dedicaron durante años a criar a sus hijos en casa o estuvieron volcadas en una carrera corporativa, esta etapa puede sentirse muy distinta, sobre todo tras una jubilación anticipada o una pérdida de empleo inesperada. Lo entiendo. Pero como yo siempre mantuve un pie en mi carrera y fui adaptándome sobre la marcha, nunca he sentido ese vacío del “¿y ahora qué?”
Tuve a mis hijos a los 37 y a los 40, y desde entonces los he integrado en mi vida profesional. Mi menor se graduará de la universidad en mayo del año que viene, y aun así no siento que mi papel como madre haya terminado. Siento que estoy entrando en otra etapa de crecimiento, una en la que me toca reinventarme otra vez.
Una herencia de creatividad constante
Vengo de una familia de escritores: mi padre, mi abuelo y mi difunto suegro, que escribió hasta pocos días antes de morir. Me casé con otro escritor, y nuestra vida creativa en común sigue viva. Llevamos casi 16 años juntos, y nuestra conexión no ha hecho más que evolucionar.
Si algo he aprendido de los hombres de mi familia es que la pasión te mantiene joven. Tener algo que te importe de verdad, que te rete, puede darte un propósito sin importar la edad que tengas.
Siempre se puede reescribir el guion
Sé que hay quien siente que ya vivió sus mejores momentos en la juventud. Pero yo no creo en eso. Estoy convencida de que siempre podemos revisar nuestra historia. Y si estamos abiertas, incluso podemos lanzarnos en una dirección completamente distinta.
No se trata de jubilarse, sino de reinventarse
No me interesa jubilarme en el sentido tradicional. Me encanta lo que hago, y pienso seguir escribiendo, enseñando yoga y explorando proyectos creativos mientras eso me llene. Si algún día deja de hacerlo, buscaré otra cosa que me haga sentir viva.
Tenga diez años por delante o treinta (mi abuelita vivió hasta los 101), quiero que eos años cuenten. Quiero dedicarme a cosas que me hagan sentir útil y con energía. Dejarme llevar por la inercia no es mi estilo.
Encuentra lo que te hace vibrar
No sé qué es lo que te mueve a ti, pero si aún no lo tienes claro, no pasa nada. Prueba con distintas cosas. En mis cincuenta, probé el SUP yoga, aprendí a hacer el pino sin apoyo, mejoré mis habilidades para contar historias en redes sociales, y ahora estoy diciendo que sí a clases de interpretación, talleres de comedia y a desafiar mis límites físicos con las dominadas. La vida no tiene por qué frenarse si tú no quieres.
Y si sientes que has perdido la chispa, te digo algo: sigue ahí. Solo tienes que volver a avivarla.